Ya nos hemos referido en este Blog a la política de la última gestión educativa de Río Negro (liderada por César Barbeito) y, específicamente, a la implementación de la jornada extendida en las escuelas primarias de la provincia (véase "La jornada extendida en Río Negro" y "Río Negro: una gestion educativa para mirar").

La jornada extendida, bien implementada, tiene un potencial enorme para mejorar los aprendizajes fundamentales de los alumnos y diversificar la experiencia escolar, los dos objetivos propuestos para construir justicia educativa. Una escuela de jornada extendida puede tener el tiempo suficiente para identificar a los alumnos con mayores dificultades de aprendizaje y plantear estrategias pedagógicas específicas para ayudarlos. Además, tiene la capacidad para ofrecer propuestas no contempladas con suficiente fuerza en el curriculum académico de la escuela tradicional (actividades deportivas, culturales, comunitarias, etc.). También permite brindar a los docentes el tiempo necesario para identificar problemas, planear mejoras e implementarlas (el afamado “tiempo institucional”).

En Río Negro, entre 2006 y 2011 se incorporaron 64 escuelas primarias al programa de jornada extendida, que representan 23% del total de escuelas estatales del nivel en la provincia, y los resultados son promisorios. En las 10 escuelas que extendieron la jornada en 2006, la tasa de repitencia cayó de 7,86% a 2,3% en sólo cinco años.

Estos resultados no fueron consecuencia de la simple extensión de la jornada. Fue una política pensada específicamente para mejorar los aprendizajes de las escuelas ubicadas en contextos más desfavorables y  proponer a los alumnos espacios variados de expresión. Para ello, no solamente se plantearon componentes curriculares específicos, sino que se apoyó el trabajo docente a través de tiempo institucional para el trabajo colaborativo y asistencia técnica continua. Si bien seguramente existieron dificultades en la implementación –como en cualquier proceso de cambio institucional y pedagógico-  este es un buen ejemplo de cómo pensar una política integral que mejore los aprendizajes de los alumnos en forma sistémica.