jueves 15 de diciembre de 2011

Avances en los resultados medibles de la calidad educativa

El Ministerio de Educación de la Nación publicó los resultados del Operativo Nacional de Evaluación del año 2010, de carácter censal para el último año de la educación secundaria.

Los resultados muestran mejoras importantes en Matemática, Ciencias Naturales y Ciencias Sociales y un leve retroceso en Lengua en comparación con las pruebas del año 2007. Lo más notable es el pasaje de alumnos que se hallaban en el lote de rendimiento bajo al lote de rendimiento medio.

Entre 2007 y 2010, en Matemática el porcentaje de alumnos con rendimiento bajo bajó del 44,7% al 30%, en Ciencias Sociales pasó de 42,2% al 30%, en Ciencias Naturales del 55,7% al 34,3%. En cambio en Lengua aumentó levemente el rendimiento bajo, pasando de un 21,2% a un 26,3%.

Nuestra lectura de estos resultados indica al menos dos grandes hipótesis, que requieren estudios en profundidad específicos para identificar su peso.

En primer lugar, todo indica que la gran explicación de esta recuperación de los logros de aprendizajes está centrada en la mejora de las condiciones sociales y económicas de la población.

Si bien lamentablemente no podemos reconstruir la serie histórica de resultados del ONE (dado que los cambios de metodología no previeron mecanismos de anclaje para hacer comparables las pruebas), al consultar otras evaluaciones internacionales se constata que los resultados de calidad habían descendido abruptamente en la Argentina.

En las pruebas PISA, la Argentina había sido el país (de los 36 participantes) que más había descendido entre 2000 y 2006. En las pruebas de la UNESCO para el nivel primario en América Latina, la Argentina había pasado entre 1996 y 2006 de estar en el segundo lote de países con mejores resultados (detrás de Cuba, que ocupa el primer lote como único país) al cuarto lote, junto con el promedio de la región.

Muchos analistas indicaban a partir de estas evaluaciones que la Argentina estaba invirtiendo mucho en educación pero sin resultados de calidad y que el problema era la falta de políticas o su rumbo equivocado. En repetidas oportunidades (véase el libro Radiografía de la Educación Argentina) señalamos que ese diagnóstico ponía un énfasis equivocado en el impacto de la política educativa, que era mucho menor al impacto del contexto social.

En nuestra interpretación, la caída de la calidad en la Argentina era un correlato directo del derrumbe social iniciado en la dictadura de 1976 y con distintas expresiones de crisis hasta la llegada de 2001, que tuvo un efecto social devastador. Un país que atravesó la peor crisis de su historia, llegando a niveles extremos de pobreza y desigualdad en 2002, no podía dejar de tener un correlato en los aprendizajes de los alumnos.

Con la recuperación económica y social posterior a 2003, era esperable tener mejores logros de aprendizaje, como surge en las pruebas de 2010. Piénsese por un momento la etapa de escolarización de los alumnos, dado que las pruebas de finalización de la secundaria miden al menos 12 años de trayectoria escolar. Un alumno de 15 años evaluado en 2006 (año de las pruebas PISA con muy bajos resultados para Argentina) había comenzado (idealmente) el primer grado en 1997. Es decir que había pasado casi toda su escolarización en medio de reformas generalmente caóticas y crisis social extrema.

En cambio, un alumno promedio evaluado en 2010 al menos tuvo una etapa reciente de mayor desarrollo social, que genera las condiciones para adquirir ciertos hábitos cotidianos de relación con el conocimiento escolar. Así, el impacto social se expresa en los avances de calidad.

La segunda hipótesis está vinculada específicamente con el rol de la política educativa. Aquí queremos señalar una mirada matizada y exploratoria, no definitiva ni extrema. No creemos en el relato de que “aumentó la inversión pero no hubo políticas y por eso se derrumbó la calidad educativa”. Pero tampoco creemos que las políticas hicieron todo lo que estaba a su alcance en el marco del crecimiento inédito de la inversión educativa, especialmente entre 2005 y 2010, período de cumplimiento de la Ley de Financiamiento Educativo.

El presupuesto educativo pasó de representar el 4,2% al 6,4% del PBI en el momento de mayor crecimiento del PBI en la historia de la Argentina. En este contexto hubo una larga etapa de recomposición del sistema educativo, con la sanción de importantes leyes nacionales. Y se destaca una etapa más reciente de políticas notables en su dimensión y objetivos, especialmente para el nivel secundario: la entrega de una computadora por alumno y los planes de mejora para todas las escuelas secundarias, con recursos para realizar proyectos innovadores.

Estas políticas son recientes y coinciden a su vez con el impacto en la escolarización de la Asignación Universal por Hijo. Es imposible medir aún su relación con los aprendizajes de los alumnos. Pero todo indica que se trata de pasos importantes que tienen y tendrán un correlato en las aulas.

Un aspecto más para destacar de las pruebas nacionales es su carácter censal. Estamos convencidos de que el mayor aporte que realizan estas evaluaciones no es el que sale al público por medio de los medios de comunicación y las presentaciones oficiales. Saber cuál es el estado general de la educación ayuda, pero mucho más importante es que cada escuela sepa cuál es su situación. Esto sólo puede hacerse con pruebas censales, que no existían en la Argentina desde el año 2000.

Quienes integramos el Programa de Educación de CIPPEC pensamos que estos resultados no deberían ser públicos para no generar una competencia frenética entre las escuelas y estigmatizar a las de más bajos resultados. Pero sí deberían ser centrales para cada director y equipo docente, conociendo su situación en comparación con las demás escuelas del país, del distrito, del mismo nivel socioeconómico, etcétera. También deberían ser claves para cada supervisor de escuelas y para las gestiones educativas, que podrían diseñar estrategias individualizadas de apoyo y capacitación basadas en la situación real de los aprendizajes de los alumnos.

Ojalá sea el primer paso de la construcción de un sistema de evaluación para la mejora de la calidad educativa y no sólo un diagnóstico para elogiar y criticar a la distancia lo que ocurre en el sistema educativo. Las pruebas censales con entrega directa a cada escuela de los resultados deberían ser un eje central de las estrategias de política educativa del futuro. 

 

Cantidad de Comentarios 2
Comentarios

María Julia

lunes 19 de diciembre de 2011
Me parece muy interesante poder acceder a esta medición, y observar que poco a poco se puede ir revirtiendo la situación de miles de niños y jóvenes en nuestro pais, invirtiendo más y mejor. Considero que es tiempo de trabajar los aspectos actitudinales en las instituciones educativas con acciones concretas de trabajo primero para los equipos de gestión, y supervisión para luego poder avanzar con los docentes. Otro aspecto que se deberá tener en cuenta para fortalecer la calidad de la educación es la formación docente y los cargos de secundaria.
La escuela debe cambiar y aprender con sus alumnos.
Es indispensable que los adultos tomemos conciencia de estos aspectos para avanzar en una mejora sustancial de la calidad en la formación integral de los alumnos.
Muchas gracias por permitirme expresar mi opinión, y les agradezco el análisis de la evaluación enviado.
Cordialmente.
María Julia

Enrique Costa Lieste

martes 20 de diciembre de 2011
Es correcto que los directores y profesorres conozcan los resultados, pero ¿por qué se prescinde de los padres? Son los primeros que deben tener interés en saber cómo se evalúan las escuelas donde concurren sus hijos.

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