Acaba de publicarse un documento de sumo interés para el planeamiento educativo. Titulado Desigualdades territoriales en la Argentina. Insumos para el planeamiento estratégico del sector educativo y elaborado por Cora Steinberg, Oscar Cetrángolo y Francisco Gatto, el trabajo presenta un preciso diagnóstico multidimensional de las localidades y parajes del país a partir de una batería de indicadores sociales, económicos y educativos de fuentes de información pública disponible.

En materia educativa se consideran indicadores sobre el nivel educativo de jóvenes y adultos, la presencia y composición de la oferta, la tasa de escolarización en edad obligatoria, el porcentaje de niños de seis años que asistieron a la sala de cinco años y la retención en el primer ciclo del nivel secundario (abandono, repitencia y Gini de abandono entre las escuelas de una misma localidad).

El estudio revela que, si bien el nivel de desarrollo social y educativo se asocia ante todo con el tamaño de la población –las ciudades concentran los mejores indicadores-, un análisis más pormenorizado permite identificar una gran disparidad de contextos cuando se comparan las localidades de un mismo tamaño. Se distinguen, así, 26 contextos y 8 escenarios –con información más agregada- territoriales diferentes según la configuración de oportunidades y déficit.

De la publicación se desprenden, entre otras, tres claves para la política educativa:  

• Es indispensable afinar y complejizar los diagnósticos estadísticos para diseñar estrategias ajustadas a las necesidades, siempre particulares.
• El abordaje de las problemáticas educativas no puede ser sectorial sino que debe ser sistémico, a partir de una cabal comprensión de las distintas dimensiones de los problemas de cada contexto local. Como lo plantea el documento: “No es lo mismo pensar el objetivo de universalizar el nivel secundario en localidades donde gran parte de la población en edad escolar se halla en condiciones de vulnerabilidad social y económica, que en contextos productivos y sociales favorables”.
• La preocupación por las desigualdades educativas debe contemplar, además del nivel provincial (ineludible por concentrarse allí las máximas responsabilidades de gestión), el nivel local, donde las desigualdades adoptan su forma más específica.