martes 3 de mayo de 2011
Jornada “Principio de Igualdad y política educativa. El caso de los subsidios estatales a la educación privada”
El miércoles 4 de mayo la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia organiza un encuentro para discutir los subsidios estatales a la educación privada, centrándose en los casos de la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires.
Los últimos años han sido testigos de un constante crecimiento de la proporción de alumnos que asisten a las escuelas privadas. De hecho, en la Ciudad de Buenos Aires ya son más los alumnos del sector privado que del público.
Diversos estudios han analizado este pasaje de alumnos al sector privado. En 2008, por ejemplo, Gustavo Gamallo analizó los datos de la Encuesta Permanente de Hogares para analizar la composición socioeconómica de las escuelas públicas y la tendencia de pasaje al sector privado según quintiles de ingresos (véase artículo). Según los datos disponibles en ese momento, más de la mitad de los alumnos (55%) de las escuelas públicas pertenecían al quintil más pobre de la población, y si se sumaban los alumnos del segundo quintil más pobre, se llegaba a 80% de los alumnos. En las escuelas privadas, en cambio, los alumnos del primer y segundo quintil no superaba 40% del total.
También mostró que en los últimos años la tendencia de pasaje al sector privado no se concentró solamente en los sectores más pudientes de la población, sino que está presente en todos los estratos sociales menos en el 20% más pobre. (Ver cuadros II y III del documento).
Estos datos nos llevan a la pregunta de qué hacer con el apoyo del Estado a la educación privada. La población está eligiendo en forma creciente a las escuelas de gestión privada, e incluso aquellos sectores con pocos recursos económicos deciden “pagar” por educación aún cuando les implica un gran esfuerzo.
Apoyar desde el Estado este proceso implicaría renunciar a la escuela pública como “el” espacio de construcción de una ciudadanía solidaria y significaría profundizar un proceso creciente de segregación y desigualdad educativa.
Las alternativas de política educativa para combatir este proceso son varias y complejas, y seguramente deberán incluir políticas de fortalecimiento de la educación pública y de democratización de la educación privada (véase entrada sobre derecho de admisión en este Blog).
Pero seguramente también deberían incluir la revisión del otorgamiento y la distribución de los subsidios a la educación privada, que deben basarse en principios de justicia, ser transparentes y exigir condiciones especiales a las escuelas que obtienen subsidios para 100% de los docentes (por ejemplo la gratuidad del servicio). Puede leer las recomendaciones de CIPPEC respecto de este tema en el Documento de Políticas Públicas “La ruta hacia la justicia y la transparencia de los aportes estatales a la educación de gestión privada”.
VÍCTOR SIRIANI
miércoles 18 de mayo de 2011
Respetuosamente, expreso que en el interior de la República Argentina, los establecimientos educativos de Educación pública de Gestión Privada el APORTE ESTATAL que reciben (conforme a la normativa vigente) es aplicado al pago de sueldos y cargas sociales de los docentes y personal de planta funcional pedagógicamente aprobada y se rinde cuentas del mismo ante los organismos estatales correspondientes. O sea, existe correcta aplicación de los dineros de los ciudadanos y rendición de cuentas.
Cuando se expresa "gratuidad del servicio", seguramente no se ha considerado que los establecimientos de gestión privada tienen las instalaciones que mantener, mobiliario, espacios extra curriculares, energía eléctrica, servicios municipales, impuestos, insumos, etcétera; esto significa un significativo costo que se debe abonar puntualmente cada mes.
El APORTE DEL ESTADO con respecto a cada alumno educado por establecimientos de gestión privada, es notablemente menor al costo por alumno educado en la gestión estatal. En consecuencia, siempre será más conveniente para el ESTADO (O SEA PARA CADA UNO DE CIUDADANOS QUE PAGAMOS IMPUESTOS) educar alumnos por la gestión privada y los ahorros que de ahí obtenga, destinarlos a mejorar la educación en los alumnos que concurren a escuelas de gestión estatal.
LA EDUCACIÓN GRATUIRTA LA PAGAMOS ENTRE TODOS.
Cordialmente.
Víctor.
Guillermo
jueves 19 de mayo de 2011
Me parece importante plantear la injusticia que esto esconde, creo que el hecho de que perdure y se amplie esto, que se consolide la desigualdad, no nos hace bien. Es necesario poner este tema en debate reeditarlo. Gracias Saludos
Gerardo
martes 28 de febrero de 2012
Subsidiar a la educación privada,cuando la educación pública pesenta el déficit que es conocido, resulta inaudito.
Estoy de acuerdo con sulsidiar a una escuelita en un paraje del interior que se convierte en la única opción para muchos niños de familias de bajos ingresos.Pero que en plena ciudad de Buenos Aires, en barrios de ALTO poder adquisitivo,como Palermo, Recoleta, y otras zonas de clase media y media alta constituye una falta de respeto a los otros pibes. El ESTADO no debería gastar un peso en ese tipo de establecimientos y, en cambio, volcar todos esos recursos a fortalecer la Educación Pública. Quienes quieran enviar a sus hijos a un colegio privado que lo paguen. Sin subsidios. Yo estoy de acuredo a aportar para educar a un niño humilde, tal vez hijo de un desocupado. Pero me niego enérgicamente a que un solo centavo de mis impuesto se utilice para pagar docentes, o cualquier otro tipo de gastos en establecimientos que , además cobran cuotas a los alumnos, El que quiera educación de elite QUE LA PAGUE
Gerardo
martes 28 de febrero de 2012
Subsidiar a la educación privada,cuando la educación pública pesenta el déficit que es conocido, resulta inaudito.
Estoy de acuerdo con sulsidiar a una escuelita en un paraje del interior que se convierte en la única opción para muchos niños de familias de bajos ingresos.Pero que en plena ciudad de Buenos Aires, en barrios de ALTO poder adquisitivo,como Palermo, Recoleta, y otras zonas de clase media y media alta constituye una falta de respeto a los otros pibes. El ESTADO no debería gastar un peso en ese tipo de establecimientos y, en cambio, volcar todos esos recursos a fortalecer la Educación Pública. Quienes quieran enviar a sus hijos a un colegio privado que lo paguen. Sin subsidios. Yo estoy de acuredo a aportar para educar a un niño humilde, tal vez hijo de un desocupado. Pero me niego enérgicamente a que un solo centavo de mis impuesto se utilice para pagar docentes, o cualquier otro tipo de gastos en establecimientos que , además cobran cuotas a los alumnos, El que quiera educación de elite QUE LA PAGUE