Hace unos pocos días se difundieron algunos números sobre el uso de internet durante 2010 y los resultados son impactantes.  El informe compilado por  Pigndom -una empresa dedicada al monitoreo de actividades de muchas compañías en el mundo- muestra que durante el año pasado se enviaron 107 billones de correos electrónicos y se crearon 21,4 millones de webs. Además, el número de usuarios de Internet de 2009 a 2010 aumentó un 14% llegando a  2.000 millones de usuarios.

Por otro lado, según BlogPulse el año pasado terminó con 152 millones de blogs,  100 millones de nuevas cuentas en Twitter y 600 millones de usuarios de Facebook. En esa red social se compartieron 30.000 millones de enlaces, fotos y notas por mes. Además, se estima que se vieron 2.000 millones de videos por día en You Tube.

Estas cifras nos llevan a pensar en el gran potencial de Internet para democratizar el acceso a la información, las comunicaciones y el la diversidad cultural. Pero también nos hacen reflexionar sobre quiénes y cómo están incluidos en ese intercambio y quiénes se quedan afuera.

 En este contexto, la política educativa es interpelada de formas inéditas. Un inmenso nuevo desafío está en manos de la capacidad de sistematizar, organizar y traducir pedagógicamente el caudal de información y conocimientos de internet, a la vez que deben pensarse diversos caminos para cerrar las viejas y nuevas brechas sociales.

 Para leer más sobre este tema, puede consultar on line el libro “Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en Educación” (CIPPEC, 2010).

 También recomendamos el trabajo de Inés Dussel y Alberto Quevedo “Educación y nuevas tecnologías: los desafíos pedagógicos ante el mundo digital”