Entrevista realizada a Axel Rivas, investigador principal del Programa de Educación de CIPPEC, por Silvina Premat, para el diario La Nación. Publicada el 20 de febrero de 2013.

Los docentes no serán reemplazados por máquinas y las escuelas no dejarán de existir, aun cuando la educación está viviendo una revolución que remueve sus raíces más profundas. Así lo afirma Axel Rivas en un e-book de acceso gratuito, su primer trabajo como investigador principal del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), que condujo durante una década. En diálogo con LA NACION, el especialista valoró las nuevas tecnologías, pero advirtió que si se desconocen los fundamentos humanos de la educación no habrá salida.

-¿Cómo valora el presente de la educación?

-Estamos viviendo una revolución cultural y educativa, la revolución digital, que es tan importante como la que marcó la llegada de la imprenta en el siglo XV. La masificación del acceso a Internet abre un nuevo desafío que esta vez viene en serio. En otras épocas la educación escolarizada fue amenazada. Cuando surgió la televisión muchos decían que rápidamente se reemplazaría a los docentes por aparatos de TV en las aulas. Pero eso no pasó. La TV nunca entró en la escuela. Fueron por vías paralelas. Ahora se vuelve a poner en cuestión la función de la educación.

-¿Qué puede pasar ahora?

-A diferencia de cuando apareció la TV, ahora los cambios están afectando al sistema educativo. Es probable que en cinco años la mayoría de la población tenga Internet en sus celulares a un costo muy bajo. Esto hará que muchos alumnos, sobre todo del nivel secundario, se cuestionen la escuela. Se preguntarán para qué ir a escuchar cinco horas a un profesor si pueden ver la clase del mejor profesor del mundo de la materia que quieran desde sus casas.

-¿Y usted qué cree? ¿Para qué ir, entonces, a la escuela?

-No creo que Internet reemplace las clases en la escuela, pero sí que esto nos obliga a repensar todo lo que hacemos. Hoy empiezan a ser grandes desafíos para el sistema educativo algunas funciones nuevas, como la de capacitar a los alumnos a seleccionar conocimientos válidos y fundados. Antes el conocimiento válido estaba definido y era muchas veces el único disponible.

-¿Está hablando de cambios en lo que aún se denomina "currícula"?

-Exacto. Los que llamamos conocimientos fundamentales pueden ser explorados en formatos muy diversos que requieren pisos tecnológicos, que todavía muchos no tienen, y criterios de navegación. Necesitamos docentes que guíen a sus alumnos a entender qué es una fuente válida y cómo se construye el conocimiento, y que puedan generar pasión y sed de conocimiento, algo que no es fácil porque Internet, las nuevas tecnologías y la TV son también una gran fuente de distracción. También los docentes deben lograr la creación de tramas de sentido porque no existe el conocimiento en fragmentos.

-¿Cómo se logra eso?

-Es necesario construirlo con una disciplina de estudio, no la disciplina tradicional, sino una que permita reconocer la trama de sentido. Solamente cuando uno reconoce qué es la geografía puede hacerse preguntas e ir a buscar respuestas a Internet. Los docentes tienen que lograr que los alumnos puedan hacerse preguntas autónomamente y buscar sus respuestas e indagar.

-¿Qué cambios vislumbra usted como posibles a corto plazo?

-Más que pensar en el reemplazo de la escuela tradicional por algo totalmente nuevo tenemos que plantearnos el desafío de generar mezclas porque el formato tradicional solo no alcanzará y el formato excesivamente innovador va a desconcertar y será imposible de implementar de un día para el otro.

-¿Están preparados los docentes para afrontar los nuevos desafíos?

-Necesitamos repensar el trabajo y la formación docente, pero la lección fundamental para la política educativa es que sólo si se apoya en los docentes puede seguir el ritmo de los cambios del futuro. Sólo un sistema educativo que confía en sus docentes, que apuesta a su formación, a su prestigio social, a su puesto de trabajo como un puesto integral puede conducir los cambios que nos desafía el futuro. No hay atajos tecnológicos que reemplacen a los docentes. Ni hay atajos que hagan que los docentes aprendan de un día para el otro.