lunes 14 de mayo de 2012
Cumbre Educativa en Abu Dhabi
La semana pasada tuvimos el gusto de participar en la "Transforming Education Summit" (Cumbre sobre la Transformación Educativa), organizada por el Consejo de Educación de Abu Dhabi, en sociedad con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en los Emiratos Arabes.
El evento reunió a más de 150 especialistas internacionales en política educativa, incluyendo dos ex jefes de Estado y 35 ministros y ex ministros de educación. En pocas palabras, fue una reunión de "estado de situación" de los casos más destacados de logros de transformación educativa. No casualmente estaban presentes entre los expositores algunos de los países más renombrados por las evaluaciones de calidad educativa, como Finlandia, Singapur o Canadá.
El objetivo central de esta nueva cumbre mundial, que se espera renovar cada dos años, es centrarse en el cómo de las reformas educativas, en las dinámicas que explican los procesos de transformación que alcanzaron algunos países y que pueden resultar lecciones vitales para otros contextos. A su vez, es un ámbito de intercambio entre Oriente y Occidente, con todas las distancias y aprendizajes que esto implica en términos de pensar la política educativa en relación con los contextos políticos, culturales y religiosos.
El gobierno de Abu Dhabi, uno de los Emiratos, se propone aprovechar sus cuantiosos recursos, originados en el petróleo, para aprender de los mejores especialistas y casos de éxito mundial y lograr aplicar las reformas educativas que garanticen el desarrollo futuro, cuando quizás ya no estén disponibles sus recursos naturales actuales. Pero, ¿qué adaptaciones de las recetas de política educativa deben pensarse para un país con un gobierno que tiene prohibidas ciertas libertadas básicas -por ejemplo, los docentes no pueden formar sindicatos- y que todavía tiene grandes desigualdades de género?
La cumbre, además de propiciar una experiencia de intercambio cultural de política educativa, dejó entrever una de las nuevas "comunidades" internacionales de pensamiento sobre la política educativa, que podríamos denominar "post PISA". Es una expresión directa de los numerosos estudios recientes, que hemos referido en un post reciente, que habla de los "sistemas educativos de primera clase". Los casos referidos han sido estudiados luego de que PISA mostrase los países con mejores resultados, generando toda una nueva literatura de política educativa sobre las claves explicativas de estos países.
Sin embargo, quizás una reflexión a contrapelo de la tendencia a buscar nuevas recetas de política educativa replicables en distintos contextos, lo más interesante de estos casos es que han llegado a lograr altos resultados de calidad por caminos muy distintos, incluso opuestos. Por ejemplo, Finlandia lo hizo mediante un Estado protector, sin competencia, pago por resultados o dispositivos de mercado. Corea del Sur lo hizo sobre la base de una cultura extremadamente meritocrática de exámenes y presión social por el estudio.
Uno de los panelistas, William Schnidt, especialista en educación comparada, señalaba justamente que al mirar en profundidad la filmación de clases de los países que lograron mejores resultados educativos en la prueba TIMSS, descubrieron que los caminos para lograrlo son diversos y están intrínsecamente vinculados con la historia cultural y pedagógica de cada país. Las recetas que ignoren esto seguramente serán más peligrosas que el crítico diagnóstico que buscan transformar.
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