Apple acaba de lanzar su mayor intento para colonizar el sistema educativo, con una aplicación que busca reemplazar los libros de texto impresos por un nuevo formato disponible para Ipad.

Las grandes editoriales de libros de texto -Pearson, McGraw Hill y Houghton Mifflin Harcourt- apoyaron su introducción en el mercado mundial.

No solo creó la aplicación para leer los nuevos libros de texto electrónicos: Apple también lanzó una aplicación gratuita para crear libros y venderlos o distribuirlos gratuitamente a través de Apple Store, la tienda on line de la empresa. 

Algunas de las innovaciones de la aplicación que hacen pensar en la revolución del mismo concepto de libro de texto -y que no solo surgen de esta iniciativa, pero que aquí cobran fuerza por el dispositivo específico de la tableta lectora- son las siguientes:

• Los libros de texto pasan a ser multimedia, tienen videos, audio, links, fotos ampliables o modificables, y toda una nueva interacción inédita entre el texto escrito y lo audiovisual. Esto los hace más atractivos y vivos, y estimula nuevas formas de conocimiento y experimentación.
• Pueden ser subrayados, anotados, comentados, usados para realizar ejercicios. Todo esto queda grabado para enviar por correo electrónico, compartir, archivar y reutilizar con o sin esas marcas.
• Pueden ser actualizables en nuevas versiones, siguiendo el ritmo de los avances en los distintos campos científicos.
• Se pueden tocar y modificar con los dedos, a partir de la interfaz de las pantallas táctiles, lo que genera una sensación más concreta de apropiación de los contenidos.
• Son mucho más portátiles y potencialmente indestructibles (si están guardados en un archivo en internet, siempre pueden ser reutilizados, más allá que se pierda el dispositivo que los contiene). Reemplazan el peso físico de los libros de texto impresos, que cargan los alumnos en sus pesadas mochilas diariamente.

Entre estos grandes avances, muchos no dejan de preguntarse acerca del destino del libro físico en estas condiciones y de todos los riesgos de perder ese objeto tan asociado con el mundo de la cultura y la civilización. 

Un texto reciente (en inglés) reflexiona sobre esta transición, e indica qué cosas deberían permanecer en los libros físicos y qué podemos aprender a hacer en los libros electrónicos. Estas distinciones sobre dos formatos que tienen potencias compatibles, pero que deberán aprender a convivir adecuadamente utilizando todas sus posibilidades específicas, señalan un enfoque que compartimos. La fascinación por lo nuevo no debería anular dispositivos que no solo tienen una inmensa historia sino que aún tienen muchas vidas por delante, aunque que no las mismas de siempre. 

De todas formas, el lanzamiento de Apple tiene también sus problemas. Dado que el formato propuesto solo está disponible para Ipad y no puede ser leído desde otros dispositivos, obliga al cliente a comprar el equipo para adquirir los contenidos. Esto puede ampliar las desigualdades educativas, dado que los sectores populares difícilmente puedan tener los recursos necesarios y en los países o contextos más pobres será muy difícil lograr la saturación que implica el libro de texto para el trabajo en el aula. 

También es poco probable la introducción del Ipad en la vida de las escuelas, ya que es un dispositivo poco perdurable en manos de los alumnos porque no tiene la garantía de seguridad de las netbook especialmente reforzadas para niños. 

Pero ya se están desarrollando modelos de tabletas diversos para trabajar en las escuelas y también otras iniciativas para incorporar los libros de texto electrónicos con código abierto y con diversas posibilidades de utilización. 

Quizás es hora de que los ministerios de Educación de la región hagan cuentas de todo lo que se ahorrarían en términos de compra de libros de texto y de todo lo que podrían ganar en términos pedagógicos. Quizás está muy cerca la hora del libro de texto electrónico como un paso superador de nuestras tradicionales visiones de la enseñanza y el aprendizaje.