Algo está cambiando en el lenguaje internacional de las reformas educativas. La aparición en las últimas dos décadas de sistemas cada vez más sofisticados de medición de los resultados de calidad educativa, y especialmente el impacto estelar de la prueba PISA de la OCDE, tienen cada vez más influencia en las agendas de los países.

Pero el paso del tiempo va marcando la llegada de una nueva etapa. Ya no se trata solamente de medir los factores asociados con la calidad educativa y definir cuánto peso pueden tener ciertas variables para todos los países por igual casi sin importar los contextos (como el nivel socioeconómico, las horas de clase y la calidad edilicia, entre otras). Ya no se trata solamente de hacer estudios experimentales para ver el efecto de ciertas políticas midiendo las diferencias entre la población "intervenida" y un grupo control no afectado. Ya no se trata solamente de exportar reformas individuales, especialmente a través de la presencia de los organismos internacionales de crédito.

Lo que ha surgido con mucha fuerza en los años recientes son estudios acerca de los países más exitosos en materia educativa, "los mejores del mundo". Algunos los llaman los "Sistemas Educativos Líderes Mundiales", otros prefieren catalogarlos como los "Sistemas Educativos de Primera Clase". Ciertas publicaciones recientes, de muy amplia influencia mundial, han comenzado a hacer foco en ellos.

En particular, tres documentos se centran en este abordaje, con diferencias de enfoque, pero con amplias similitudes en su análisis y conclusiones:

• El ya referido documento "Cómo los mejores sistemas educativos del mundo siguen mejorando", de la consultora internacional de negocios McKinsey & Company. Es el documento de política educativa más conocido e influyente de los últimos cinco años. Allí se escogieron 20 sistemas educativos que lograron mejoras sustantivas en sus resultados de aprendizaje y se sistematizaron las principales políticas educativas implementadas que pueden explicar ese suceso.

• El reciente libro de la serie PISA de la OCDE, titulado Lecciones de PISA para Estados Unidos. Los mejores resultados y las reformas educativas exitosas, que analiza los países con mejores resultados de calidad, equidad, participación y eficiencia, medidos por las pruebas PISA. Los casos analizados en profundidad en este volumen son Canadá (la provincia de Ontario), China (Shangai y Hong Kong), Finlandia, Japón, Singapur, Brasil y Alemania. Los casos de Brasil y Alemania se eligieron porque lograron crecimientos significativos en sus resultados de calidad educativa, combinados con altos crecimientos de la matrícula (Brasil) o disminución de las desigualdades (Alemania, luego de sus muy criticados resultados en PISA en las primeras ediciones). Por último, el estudio aborda más brevemente los casos de Polonia e Inglaterra por algunos logros interesantes para analizar.

• Un reciente libro editado por Marc Tucker, titulado Pasando a Shangai. Una agenda para la educación de Estados Unidos basada en los sistemas educativos líderes del mundo. Allí los casos de análisis se repiten, pero sobre la base de estudios de especialistas para cada país o estado: Shangai, Finlandia, Japón, Singapur y Canadá (Ontario).

Los dos primeros trabajos enfatizan una matriz de análisis comparado que diferencia a los países según escalas de desarrollo educativo, indicando que son muy distintas las reformas encaradas por los países que partieron de resultados educativos bajos, medios o altos. Para lograr incrementos sustantivos de sus logros de aprendizaje, estos países hicieron reformas relativamente similares en su escala de desarrollo.

A grandes rasgos, los países con más bajos resultados apelaron a mayor prescripción curricular estatal y reforzaron sus sistemas de medición de resultados y rendición de cuentas. En cambio, los países con resultados altos dieron más libertad a los docentes, ya profesionalizados, y lograron crear comunidades de aprendizaje no basadas tanto en la competencia como en la colaboración entre pares.

Entre las recomendaciones específicas que surgen del libro de PISA referido, se destacan las siguientes:

• Desarrollar un compromiso integral por la educación con la convicción de que todos los alumnos pueden alcanzar altos niveles de aprendizaje.

• Establecer estándares educativos ambiciosos, focalizados y coherentes que sean compartidos a lo largo y ancho del sistema educativo y que estén alineados con sistemas de enseñanza de alto impacto.

• Crear más capacidades en el punto de oferta, reclutando los mejores docentes, formando sus capacidades y desarrollando líderes educativos potentes.

• Crear organizaciones de trabajo en las escuelas donde los docentes usen todo su potencial a través de mayores dosis de autonomía para la gestión pedagógica y organizacional a medida que crecen sus capacidades y su formación.

• Relevar e institucionalizar las mejores prácticas de enseñanza y de organización de las escuelas.

• Alinear las estructuras de incentivos y comprometer a los actores políticos más allá de las gestiones inmediatas.

• Complementar la rendición de cuentas hacia fuera de las escuelas con evaluaciones profesionales entre pares.

• Priorizar la inversión en las políticas y recursos que pueden marcar las más claras diferencias en el destino del sistema educativo.

• Balancear las responsabilidades locales con un centro capacitado, con autoridad y legitimidad para actuar.

• Asegurar la coherencia entre las políticas y las prácticas, alineando todas las políticas a través del sistema educativo, sosteniendo en el tiempo las políticas y dándoles consistencia y garantía de implementación.

• Garantizar una orientación hacia afuera del sistema educativo para lograr que siga evolucionado y repensándose a sí mismo, reconociendo los desafíos y posibles amenazas futuras.

Más allá de las críticas que puedan realizarse sobre estos estudios (en particular desde la mirada especializada de los comparativistas, como hemos marcado previamente), recomendamos su lectura, como documentos claves para pensar y discutir la política educativa. Por ahora las publicaciones están en inglés (y dos de ellas denotan la preocupación de los Estados Unidos sobre cómo mejorar su sistema educativo aprendiendo de los "exitosos"), pero muy posiblemente tengan traducciones al español próximamente.