viernes 13 de septiembre de 2013
Honrar la docencia
El 11 de septiembre festejamos el Día del Maestro. Sin embargo, la celebración ha perdido un poco de su brillo. Lejos de la imagen del maestro ejemplar, hace ya varias décadas la docencia viene sufriendo un creciente desprestigio en la sociedad. La formación se ha deteriorado y la autoridad docente aparece cuestionada.
Al mismo tiempo, hoy se exige a los maestros mucho más que en el pasado. El incremento de la pobreza y de las desigualdades, aunque atenuado durante la última década, ha complejizado la tarea docente. En muchos contextos, sobre todo en las zonas urbano-marginales, la escuela debe dar respuesta todos los días a los crudos problemas de una sociedad cada vez más individualista, dividida y violenta. El conflicto social permea las aulas y resulta muy difícil dar clase.
A su vez, los conocimientos y competencias necesarios para una inserción social plena y el desarrollo personal se han multiplicado. A los saberes más tradicionales se han sumado otros más recientes, como el inglés, las nuevas tecnologías, la educación sexual, o capacidadesantes ausentes, como la adaptación constante,el trabajo en equipo, la selección de información o el análisis crítico. Y todos estos saberes deben ser garantizados a todos los alumnos, no solo a los más “aptos”.
Los desafíos enumerados dan una dimensión del rol vital de los maestros y profesores. Ellos tienen en sus manos el futuro de la sociedad. Las investigaciones internacionales muestran que los sistemas educativos que logran una educación de calidad con inclusión han apostado al fortalecimiento de los docentes como el principal motor de la mejora.
Por eso debemos honrar la docencia. Desde el gobierno, sosteniendo en el largo plazo la recomposición salarial alcanzada, garantizando una sólida formación inicial y asegurando un desarrollo profesional permanente. Estas políticas, muy complejas porqueexigen gran liderazgo político, inversión y capacidad técnica, son a la vez indispensables para elevar el prestigio de la docencia y atraer a la profesión a más jóvenes talentosos y comprometidos con la justicia educativa.
Desde la sociedad podemos acompañar a nuestros hijos, colaborando con la escuela y respetando la figura del maestro, más allá del 11 de septiembre.
*Nota publicada en el diario Clarín el 11 de septiembre de 2013.
Stella Maris Sheridan de Vera
lunes 16 de septiembre de 2013
Ejerci la docencia en el ámbito pcial durante 35 años pase por muchas reformas educativas, trabaje mañana tarde y noche, estoy totalmente de acuerdo con lo expresado y solo agrego que a tamaña responsabilidad yo jubilada con 53 años de edad el año pasado debo expresar mi tristeza por una magra jubilación pcial de 4.200$ ya que no me reconocen lo trabajado en el ámbito nacional, 1 cargo por 16 años, realmente me siento usada, engañada yo que di mi juventud y en dos oportunidades arriesgue mi vida por los alumnos para esto.
Liliana Flores
jueves 19 de septiembre de 2013
Todo muy , muy Cierto, yo soy docente de ADULTOS, primaria y secundaria, y el trabajo es tan titanico, desde Nuestra Rama inclusora por naturaleza, a pesar de ser excluidos, de Los planes connectar, mejoras, llevamos el dia a dia, con Los elementos que podemos conseguir, desde Nuestro propio Esfuerzo, que no tenemos lugar, a pensar, ser bien pagos y mucho memos en la jubilacion
Vamos a trabajar sabiendo que hay que estar preparado a afrontar Los emergentes y dar a pesar de todo las clases