La falta de reconocimiento social hacia la profesión aparece como un problema central en cada uno de los diagnósticos que circulan sobre la docencia en América Latina. Junto a una sólida formación inicial, buenas condiciones laborales y posibilidades de desarrollo profesional, el reconocimiento social es considerado uno de los puntos de partida para la mejora sistémica de la educación: es que gran parte de los estudios internacionales sobre el tema sostienen que la posibilidad de atraer y retener a los mejores candidatos en la profesión docente requiere de un trabajo sobre el status que tiene la docencia (Vaillant y Rossel, 2010).

Una de las estrategias para mejorar el prestigio de la docencia ha sido la implementación de concursos para identificar, premiar y visibilizar a docentes destacados. En su artículo “El reconocimiento de la docencia efectiva: la premiación a la excelencia”, Denise Vaillant y Cecilia Rossel recorren algunas de las estrategias implementadas en distintos países latinoamericanos (en su mayoría por parte de la sociedad civil):

Premio Maestro Ilustre (Argentina). Cada año, el Ministro de Educación de la Nación otorga la mención “Maestro Ilustre” a 24 maestros argentinos, cada uno de ellos elegido por el ministerio de educación de su provincia, considerando su desempeño frente a los alumnos, el reconocimiento de la comunidad educativa, su formación académica y el compromiso con su escuela expresado en propuestas innovadoras.

Premio Educador Nota 10 (Brasil). Otorgado por la Fundación Vitor Civita de Editorial Abril, este premio admite postulaciones de maestros de educación básica que presenten proyectos de aula exitosos de por lo menos un año de implementación y resultados visibles. Las distintas rondas de evaluación arrojan 40 finalistas, de quienes se elige a los diez “Profesores Nota 10”. Hacia el final, queda un solo ganador. El evento de premiación, que lleva más de 10 ediciones, se transmite en vivo por TV y atrae la atención de todo el país.

Premio Compartir al Maestro (Colombia). Se trata de un premio anual a la excelencia docente que se realiza desde 1999 y busca rendir homenaje a los mejores maestros de Colombia, promoviendo una valoración social más justa de la profesión docente. De todas las propuestas presentadas se seleccionan 18, que son sometidas al juicio de un reconocido jurado, encargado de elegir al Gran Maestro y a los Maestros Ilustres. La premiación se lleva a cabo en un evento de relevancia nacional que se transmite por televisión y cuenta con la presencia de las máximas autoridades educativas ministeriales y sindicales. Además, se publica un libro que recopila las mejores experiencias educativas.

Premio Maestro 100 Puntos (Guatemala). Inspirado en los casos anteriores, busca reconocer buenas prácticas de enseñanza e identificar los proyectos más innovadores de los mejores docentes del país. El premio surgió en 2006 como iniciativa de la sociedad civil, y cuenta con el apoyo de universidades, empresas, fundaciones privadas y entidades internacionales.

Premio ABC (México). Impulsado por la organización “Mexicanos Primero”, el premio busca reconocer a docentes destacados en su labor que demuestren la voluntad de formarse continuamente y que logren un impacto positivo en el aprendizaje de sus alumnos. Sus destinatarios son maestros, directores y asesores técnico-pedagógicos (compiten en distintas categorías) de educación básica que cuenten con cinco años de servicio ininterrumpido, que hayan cumplido con el 95% de asistencia, que tengan al menos una licenciatura y que superen cierto puntaje en los Exámenes Nacionales de Actualización para Maestros en Servicio (ENAMS). A su vez, se requiere a los postulantes haber realizado al menos tres cursos de actualización de 20 horas en los últimos cinco años, y presentar evidencia de un proyecto pedagógico innovador que haya desarrollado con éxito. Los 10 ganadores son premiados en un evento especial que recibe cobertura mediática.

Todas estas iniciativas han contribuido con la jerarquización de la profesión docente. Si bien la entrega de premios no es la única vía para aumentar  su reconocimiento social, constituyen una herramienta interesante por su potencial espectro de alcance a través de su difusión en medios masivos audiovisuales y gráficos. Esto los convierte en una enorme ventana para toda la sociedad hacia lo complejo y admirable del trabajo que los docentes hacen en sus aulas.

También podrían servir de inspiración para concebir dispositivos de política educativa que permitan identificar a los maestros destacados y generen redes de colaboración entre escuelas a partir de ello, para que puedan fortalecer al resto y convertirse así en el puntapié para la mejora sistémica de la educación.